Reciclaje de vida

 

 

            No sé si la vida se recicla. No, tal vez no. Mismo si después de un tiempo de reflexión decidimos cambiar nuestra vida, seremos siempre nosotros mismos al final. Cambiados, pero nosotros. Con todas las marcas y cicatrices para que no nos olvidemos de lo que fuimos.

 Sabemos que jamás podremos repegar los pedazos de las cosas vividas y construir nuevas.  Colchas de retales son muy hermosas, pero no pasan de colchas de retales. Se remiendan paños, repéganse papeles o vidrio, pero no se remiendan vidas, no se repegan momentos pasados, cosas que dejamos para tras.  

Recomenzar? Sí. Recomenzar es posible, mismo (y felizmente!) si ya no somos los mismos. Aprendemos, a costa de dolor, pero aprendemos. No cometeremos dos veces los mismos errores, no beberemos la misma agua.

Durante años, vivimos como si no tuviéramos otras alternativas. La vida es así, es el destino. Pero nuestro destino, nosotros lo hacemos. Nuestras prioridades, eligiremos o aprendemos a vivir con ellas. Y sólo después, más tarde, es que nos cuestionamos sobre el fundamento de nuestras elecciones. Hay personas que piensan que es demasiado tarde para cambiar y continuan en la misma linea, mismo si concientes de que tal vez ese no haya sido el mejor camino. Hombres y mujeres que se mataron la vida toda para ganar dinero terminan muchas veces la vida sólos, llenos de dinero, vacíos de amor. 

Y felices hay aquellos que descubren que aún es tiempo para hacer alguna cosa. Y que puden redefinir las propias prioridades y asumirlas. Va a doler, pero va a valer la pena, porque al final de las cuentas vamos a tener la conciencia tranquila de que intentamos. Un de los peores sentimientos que existen es el de no poder recapturar un momento que gustaríamos que hubiera sido diferente. El yo de hoy no habría hecho eso o aquello, pero lo que yo era ayer no sabía lo que sé ahora. Si supiera, habría cometido menos errores. Pero tenemos un Dios tan bueno y tan grande que Él está siempre nos ofreciendo la oportunidad de nos redimir y hacer nuevas elecciones.  

Y ahora? Ahora sabemos. No vamos a coger atajos. Ellos pueden ser atractivos, pero nos impedirán tal vez de aprovechar las bellezas de la jornada. El camino de vida es bonito, a pesar de ser más dificil para unos que para otros. Pero es bonito si supiéramos sacar el máximo de lo que es bueno. Noches oscuras pueden nos hacer ver más claramente las estrellas. Sólo veremos el nacer del sol si despiertamos temprano. Cosas simples que la naturaleza nos enseña.  

Reciclaje de  vida? Tal vez sí. Tal vez seamos, al final de las cuentas, una colcha de retales de la vida. Pero que seamos entonces una bella colcha nueva adornando un cuarto, un corazón y tal vez mismo muchos corazones y muchas vidas, a comenzar por nosotros mismos.

 

Letícia Thompson

contact@leticiathompson.net

17.11.2002

Traducción al español:
Dorcila Garcia

 

 

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