El Primer Amor
Como todos nosotros, Él no pidió nacer. Era su destino. Era su misión. El Verbo del principio, Señor de la creación, hizo del hombre su mayor obra, su corona... y su cruz. ¿Quien puede entender el amor de Dios por los hombres??? Solo quien ha perdido un hijo, podría entender un amor tan grande. ¿Quién pondría a su hijo en el mundo sabiendo de antemano que sería blanco de burlas, sufriría dolores y moriría de forma tan cruel? ¿Quién, sino un Dios de Amor, podría pensar en la Navidad como la forma de traer de regreso al Edén al hombre perdido? ¿Navidad? Navidad es nacimiento, es vida. Es perdón de pecados, es redención, es salvación. ¡Jesús no podría haber venido al mundo de otra forma! Un pesebre como cuna, la naturaleza como abrigo, estrellas como luces. Fue un niño grande entre los doctores, fue siervo lavando pies de discípulos. Nos enseñó que somos iguales. Más que eso, que somos seres especiales. La forma de la cruz nos muestra que podemos dar las manos a los hombres y, plantados en el suelo, dirigir nuestra cabeza hacia los cielos. Jesús nos enseñó que podemos, a pesar de nuestra pequeñez, rescatar nuestra Alma y regresar al Primer Amor.
Letícia Thompson |
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