Ingratitud
© Letícia Thompson
-Versión en español por Eduardo e Irany Lecea-
Somos felices, cuando acogemos en nosotros los
resultados positivos de aquello en que pusimos
nuestra esperanza y nuestro corazón.
Pero, de igual manera, la tristeza nos alcanza,
no necesariamente porque la tengamos como meta,
sino porque así la recibimos.
Para darnos cuenta de esa realidad, solo debemos poner
atención a nuestras reacciones frente a los actos y los
verdaderos deseos de aquellos que los provocaron.
Hay personas que no hieren voluntariamente, pero
la gran mayoría de las veces, nos sentimos
heridos, tristes y abatidos simplemente porque
reaccionamos a una acción, a un gesto efectuado o no... a una
palabra dicha u olvidada.
Nuestra sensibilidad o, mejor dicho,
susceptibilidad, nubla nuestro cielo, aunque allá
afuera el sol brille con toda su fuerza.
El amor es puro e incondicional, por eso el amor, debería
cerrar sus ojos después de cada acto. Darse, donarse por
amor y punto final. Eso sería el
más sublime altruísmo de la raza humana.
Por lo tanto, estamos fallando en nuestro amor y de allí nace
el sentimiento de ingratitud que tanto lastima a
nuestro corazón.
Creemos que las personas son ingratas porque
esperamos de ellas un reconocimiento por lo que
hacemos. Nos sentimos menudos, usados,
desgastados, porque damos sin cesar de nuestro
yo, de nuestro tiempo y, el regreso nunca llega. Y en esa
ansiedad, nos volvemos infelices y culpamos al
otro.
Vamos... El verdadero amor que Dios nos enseña no es
un asunto de prestar un servicio y esperar el
pago. Eso sería un contrato. El verdadero
amor es darse y tener como recompensa el
sentimiento de haberse dado y hecho el bien al prójimo.
Nada más eso.
Amar incondicionalmente es amar con los ojos cerrados
y el corazón totalmente al descubierto. Es cruzar un puente y
derrumbarlo tras de si, sin esperar retorno...y es
estar contento de esa acción. Sentirse recompensado
simplemente por haber dado algo de uno.
Si alcanzamos esa grandeza de alma y riqueza de
espíritu, el sentimiento de insatisfacción desaparece y
llegaremos hasta la cima del amor.
Letícia Thompson contact@leticiathompson.net http://www.cimexbra.com
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